La publicidad que no muestra lo que esconde


Cuando la gran multinacional diseñó su campaña publicitaria, ya sabía que tendría que retirarla al día siguiente. Han apostado fuerte. Dos hombres maduros besándose en la boca resulta tan entrañable y extraño que no deja indiferente. La imagen no es real, de serlo podría muy bien aplicársele el lema que la acompaña: Unhate ("Contra el odio"). Pero no es real y además podemos afirmar que se ha hecho sin el permiso de los protagonistas. Uno se llama Benedicto y el otro Ahmed Mohamed.  El primero no goza de mi simpatía y al segundo lo he conocido ayer pero quizá tampoco me  guste (sospecho que ambos comparten su aversión hacia los hombres que se besan en la boca).  Si los odiase por eso, me alegraría verlos en una actitud que a ambos les debe de resultar humillante. Sin embargo, la campaña se llama "Contra el odio" y yo no disfruto con el disgusto de un anciano humillado. En la casa de uno de esos señores  creen con irritación que la manipulación de la imagen " es una demostración evidente de cómo en el ámbito de la publicidad se pueden violar las reglas elementales del respeto a las personas para atraer la atención mediante la provocación". Yo también creo que desde esa casa han violado las reglas elementales del respeto a las personas muchas veces a lo largo de los siglos, pero como la campaña se llama "Contra el odio" yo no creo que se deban violar las reglas elementales de respeto a los demás. Y es que no comulgo ni con la ley del Talión. Tampoco comulgo con ruedas de molino, por eso cuando la multinacional se disculpa con estas tan bellas  y fingidas palabras  "Lamentamos que la utilización de la imagen haya herido la sensibilidad de los fieles. Nuestra campaña es solo para combatir la cultura del odio en todas sus formas. Hemos decidido con efecto inmediato retirar esta imagen de cualquier publicación" me indigna la manipulación(esta vez sin Photoshop ) de la intención comunicativa. La multinacional, que es el mayor latifundista de Argentina (con todo lo que eso significa) como sabe que me gustan la multiculturalidad, el ecologismo y la libertad sexual, lleva años engañándome con hermosas y transgresoras imágenes. Desconfíen de la publicidad. Ya hemos pagado demasiados yates de lujo en los que, sobre todo, se practica la cultura del ocio.

Comentarios

Joselu ha dicho que…
A mí desde luego la campaña me ha molestado por lo que escribes, pero también por el cinismo de Benetton que sabía de antemano que tendría que retirar la campaña y que su difusión viral en la red y en la prensa sería infinitamente mayor con motivo de la reacción del Vaticano. A veces uno siente que ciertas cosas deberían ser más dignas de respeto. Uno se burla del Papa y piensa que hace algo valioso, y que adquiere puntos. No soy creyente pero siento que hay cuestiones que deberían ser abordadas con mayor prudencia.
Blogge@ndo ha dicho que…
Describes un punto de vista muy interesante que pone de relieve que lo único que importa es el negocio apelando a cualquier mecanismo. Seguro que tenían planificado cuántos días iba a durar la campaña en las vallas...
Chus ProfedeLengua ha dicho que…
Joselu,
me parece excesivo manipular la imagen de una persona sin la autorización de esta para un fin económico particular. Si, además, pretenden enriquecerse apelando a los sentimientos de solidaridad de los demás, el cinismo resulta aún más vergonzoso.
Blogge@ndo,
está claro que la campaña está planificada incluyendo también las respuestas de repulsa de los afectados. Se han hecho notar en todo el mundo. A veces, la publicidad no respeta ningún código ético. es un mundo en el que todo vale. Pero, manipular la imagen de cualquiera, insisto, no me parece tolerable. ¿Qué pasaría si alguien àlterase una imagen nuestra para publicarla, aunque sea en el facebook?
Un saludo para los dos.

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