El miedo, cuento de Wenceslao Fernández Flórez
Al sonar las once en el reloj, encerrado en la larga caja de nogal como en un ataúd, Felipe dejó el periódico sobre la mesa, subió hasta la frente las antiparras y se frotó los cansados ojos, en los que la vejez había ensangrentado los bordes. Doña Mariana bostezó, sacudida de su sopor por los once sonidos agudos de la campana. Hizo el signo de la cruz sobre la oquedad negra de la boca, donde amarilleaban aún algunos dientes; luego suspiró:
- ¡Ay, Jesús!
- ¡Ay, Jesús!
Y miró a reloj, donde el disco dorado del péndulo iba y venía, centelleando al mostrarse plenamente en el centro de la larga caja.
-Las once ya, Felipe.
La viejecita se levantó y salió. Se arrastraron sus pisadas por un corredor; se sintió, un poco lejos, el ruidillo de una cerilla que se enciende. Felipe volvió á encorvarse sobre su periódico, reanudando la truncada lectura de un suelto. Bajo la luz, su calva tenía un matiz rosado y un puntillo brillante sobre la prieta piel.
Desde el fondo del pasillo llegó la voz de doña Mariana, un poco impaciente:
- Pero, Felipe.
-¡Voy, mujer!
Alzóse; y llevó su mano enflaquecida hasta la llave de la luz. Antes de hacerla girar, devoró aún las últimas líneas del suelto, moviendo los labios como si modulase las palabras leídas, con las cejas enarcadas hasta lo sumo de la frente rugosa. Luego, arrojó el periódico, apagó la luz, marchó hacia el pasillo, advirtiendo:
- ¡Voy, voy! Los filamentos de la bombilla quedaron luciendo como rayitas rojas en la oscuridad del comedor; después fue amortiguándose su tono; después se desvanecieron en la negrura. Por una contraventana mal ajustada entró entonces, en una estrecha faja, la difusa claridad de la noche. CONTINUAR LEYENDO
Este relato está incluido en Tragedias de la vida vulgar de Wenceslao Fernández Flórez. Libro descatalogado.YA NO ESTÁ DESCATALOGADO. Ediciones 98 acaba de rescatarla del olvido a través de una cuidada edición. Además pretenden seguir publicando obras descatalogadas de Fernández Flórez. Feliz idea.
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