Y no tan jóvenes
¡La que has armado, chaval! |
"Para ganar la voluntad del pueblo que gobiernas, entre otras has de hacer dos cosas: la una, ser bien criado con todos, y la otra, procurar la abundancia de los mantenimientos; que no hay cosa que más fatigue el corazón de los pobres que la hambre y la carestía."
Decididamente, la lectura sosegada de El Quijote debería ser un requisito imprescindible para presentarse a unas elecciones.
***
***
Seguí con expectación las revoluciones que convulsionaron a principios de año el mundo árabe. Me parecía tan épico,tan utópico y tan esperanzador que las protestas populares tras la muerte de dos jóvenes, Mohamed Bouazizi en Túnez y Jaled Said en Egipto, provocaran la caída de unos dictadores anclados en el poder cual garrapatas crónicas, que llegué a pensar que la vieja Europa estaba destinada a sucumbir lentamente cocinada en el jugo de su propia soberbia y necedad.
A principios de año leí, también con expectación, el alegato de un intelectual para mí desconocido, Stephane Hessel: ¡Indignaos! Tras un sorprendente éxito editorial en Francia llegaba a España precedido de un prólogo del escritor José Luis Sampedro, a quien admiro (hoy más que nunca). Quizás porque esperaba mucho de él, el librillo me decepcionó - he de confesarlo- a pesar de sus sabias reflexiones y de su exhortación a los jóvenes para que abandonen el camino de la indiferencia (la peor de las actitudes) y tomen la vía de la actuación: "A los jóvenes les digo:mirad a vuestro alrededor, encontraréis los hechos que justifiquen vuestra indignación -el trato a los inmigrantes, a los sin papeles, a los gitanos-. Encontraréis situaciones concretas que os llevarán a emprender una acción ciudadana fuerte.¡Buscad y encontraréis!"
Sin embargo, releí varias veces el prólogo de José Luis Sampedro y me pareció que solo por él había valido la pena comprar el libro. De forma pausada y sencilla, lejos de la retórica de panfleto incendiario en el que fácilmente podría haber caído, Sampedro alerta sobre la necesidad de salir ya de una vez de este entumecimiento vital en el que estamos atrapados, cual mosca en tela de araña. Subí el prólogo a Google Docs con la esperanza de leérselo a mis alumnos de 1º de bachillerato si llegaba la ocasión. Y esta no se ha hecho esperar.
Porque estos días la esperanza se refleja en los abigarrados espacios de las plazas españolas y parte del extranjero (incluso en la soledad de una plaza siberiana) en la que estudiantes, parados, inmigrantes, jubilados, amas de casa, empresarios, perrosflauta, niños, funcionarios y demás fauna humana de diversos pelajes se organizan civilizadamente para decirles a sus gobernantes que NO, que estamos INDIGNADOS con sus desastrosas acciones.
Jóvenes y no tan jóvenes.
Sin embargo, releí varias veces el prólogo de José Luis Sampedro y me pareció que solo por él había valido la pena comprar el libro. De forma pausada y sencilla, lejos de la retórica de panfleto incendiario en el que fácilmente podría haber caído, Sampedro alerta sobre la necesidad de salir ya de una vez de este entumecimiento vital en el que estamos atrapados, cual mosca en tela de araña. Subí el prólogo a Google Docs con la esperanza de leérselo a mis alumnos de 1º de bachillerato si llegaba la ocasión. Y esta no se ha hecho esperar.
Porque estos días la esperanza se refleja en los abigarrados espacios de las plazas españolas y parte del extranjero (incluso en la soledad de una plaza siberiana) en la que estudiantes, parados, inmigrantes, jubilados, amas de casa, empresarios, perrosflauta, niños, funcionarios y demás fauna humana de diversos pelajes se organizan civilizadamente para decirles a sus gobernantes que NO, que estamos INDIGNADOS con sus desastrosas acciones.
Jóvenes y no tan jóvenes.
Comentarios
Creo que es tiempo para reflexionar, aunque no debemos perder el optimismo, ya que lo principal es que un día, en una nación dormida, un grupo numeroso de ciudadadnos fueron capaces de organizar una revolución civilizada exigiendo una sociedad más justa y humana. Lo que pase está aún por ver.
Un saludo.
Confiemos en que el paréntesis veraniego no aletargue ni rebaje la fuerza que ha tomado.
Un saludo.