HAITÍ

Reuters
El terremoto de magnitud 7 que sacudió hace unos días Haití fue 35 veces más potente que la bomba atómica que desoló Hiroshima al final de la Segunda Guerra Mundial (en palabras de Roger Searle, profesor de Geofísica en la Universidade de Durham). Poco podemos hacer cuando el horror (sea este causado por el ser humano o por la Naturaleza) nos atrapa en sus redes de muerte y dolor. Pero ese poco que podemos hacer puede ayudar a muchas personas. Leo en la prensa la desesperación de los haitianos, impotentes ante su desgracia, incapaces de enterrar a sus muertos; ellos, los vivos, también muertos de alguna manera, víctimas de una muerte transitoria que permanecerá siempre, desesperados porque la ayuda internacional que existe, que se prevé generosa y que llega a Puerto Príncipe, no ha llegado aún, sin embargo, para paliar su dolor ni su rabia ni su hambre ni su sed. Las deterioradas infraestructuras, las personas que se agolpan en la frontera para abandonar el país, los cadáveres sin nombre abandonados al pairo, los vivos supervivientes, ... asistimos desolados a una pesadilla en la que aunque queremos correr no avanzamos. Haití, Hiroshima... todos los infiernos son el mismo. Sólo la solidaridad, aunque llegue tarde, los salvará: "Piensa globalmente, actúa localmente".
Del diario El País tomo este enlace con los números de cuenta de las distintas ONG'S con las que podemos colaborar.
Fragmento del poema Cero, de Pedro Salinas:Invitación al llanto. Esto es un llanto,
ojos, sin fin, llorando,
escombrera adelante,
por las ruinas de innumerables días. [...]
Ya encontré mi cadáver, el que lloro.
Cadáver de los muertos que vivían
salvados de sus cuerpos pasajeros.
Un gran silencio en el vacío oscuro,
un gran polvo de obras, triste incienso,
canto inaudito, funeral sin nadie.
Yo sólo le recuerdo, al impalpable,
al NO dicho a la muerte, sostenido
contra tiempo y marea: ése es el muerto.
Soy la sombra que busca en la escombrera.
Con sus siete dolores cada una
mil soledades vienen a mi encuentro.
Hay un crucificado que agoniza
en desolado Gólgota de escombros,
de su cruz separado, cara al cielo.
Como no tiene cruz parece un hombre.
Pero aúlla un perro, un infinito perro
—inmenso aullar nocturno ¿desde dónde?—,
voz clamante entre ruinas por su Dueño.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Gracias por pasarte por mi blog, Hortensia. Es un placer visitar el tuyo...
Difícil tarea la de hablar de la tragedia de Haiti sin caer en tópicos, demagogias, amarillismos, etc. Creo que lo has logrado: enhorabuena.
Un saludo
José Luis Román ha dicho que…
Me sumo a las palabras de Trapisonda y tambièn te doy las gracias por los enlaces. Un besazo. Morgana
Chus ProfedeLengua ha dicho que…
Gracias a vosotras por vuestras palabras. Os diré un secreto, no caigo en amarillismos porque veo poco la tele, porque hasta los telediarios se alimentan descaradamente del morbo.
Besos.

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